¿Destino o cambio? Aquí te va una reflexión de cocina donde te invito a creer que el cambio es posible incluso cuando hayas probado lo contrario. Gracias a la familia tenemos la posibilidad de encontrarnos con el mundo y ¡sorpresa! nos puede tocar un horno donde nos sumergimos al calor del amor, o nos toca un congelador. Sea como sea ya estamos aquí y por suerte sobrevivimos. Un día despiertas y quieres que sea tu cumpleaños para que te canten “queremos pastel”.
Conforme crecemos andamos cocinando nuestro propio pastel, va teniendo ingredientes dados por la familia y un tanto de azar, mucho o poco de alegría, temor, angustia, ternura, desolación, amargura, rabia, de nuevo amor, abrazos, rechazos, etc. Agregamos sonidos: risas, llantos, gritos, silencios, más risas. Se mezcla todo y de nuevo ¡sorpresa! sale la base del pastel. Así como la base que la familia da: la forma de expresarnos, nuestros valores, la educación, el amor o el desamor, etc.
Gracias a otros, como la pareja, vamos reconociendo nuestros propios ingredientes y a veces pasa que si no nos gusta el sabor que encontramos creemos que es por culpa de lo que nos tocó, o hasta se lo adjudicamos al mal gusto del otro, pues estamos tan acostumbrados a nuestro propio sabor que creemos que el otro es el que está empalagado o amargado. No creer en el cambio es no conocer de qué estamos hechos y probar los sabores que se van mezclando con otros. Por suerte nos gustará, pero si no ¡toca resignarnos! al cabo es el pastel que nos tocó.
Pero quien cree en el cambio busca cómo mejorar la receta. El psicoanalista es el experto que facilita ver de lo que está hecha nuestra base, y nos enseña a afinar el paladar para seguir mezclando sabores, mientras nosotros mismos somos los chefs de nuestro propio pastel, porque nuestro paladar es el que decidirá si nos gusta lo que estamos creando. Así podremos aventurarnos por nuevos ingredientes y seguir cocinando cueste lo que cueste para descubrir el sabor que nos satisfaga.
Cocinar a conciencia lleva tiempo y esfuerzo, cocinar una vida ¡imagínate! pero algún día podrás tener la satisfacción de compartir con tu familia el mejor sabor que pudiste encontrar para ti mismo mientras cantas “queremos pastel”.
Por: Mtra. Mónica Lisette Rayas Ortiz
Escrito el 13 de junio de 2023
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